martes, 19 de mayo de 2015

Claves para ser feliz

No tengo la llave de la felicidad. No creo, ni siquiera, que haya una. Cada uno elige su manera de librarse de esa carga que es la tristeza. Cada uno elige qué es lo que le favorece el alma y qué es lo que le entorpece el camino. Pero porque he decidido ver la vida con más brillo que oscuridad, acumulo aquí, en este espacio libre de escribirse y, por supuesto, de leerse, todas aquellas cosas que he dicho y he escuchado. 

Hay palabras que nos completan, otras que nos satisfacen, otras que nos complacen. Y hay palabras que, simplemente, nos cargan las pilas y nos dan fuerza para superar cada piedra y cada pedrusco del camino. 



1. Los problemas, de uno en uno, para que no se acumulen. Es como todo. En su inmensidad, la vida asusta. Pero cuando desmembramos cada parte, cuando lo reducimos a su mínima expresión, podemos con lo que nos echen. Y con lo que nos disparen, también.


2. Sonríe. Pase lo que pase. Afrontar la tormenta con una sonrisa es cubrirse con un chaleco antibalas. 


3. Rodéate de aquellos que suman y aléjate de los que restan. Hay personas que completan, que llenan aquellas grietas en el alma que la vida nos ha ido dejando. Son la silicona que une las partes. 



4. Escucha música. Toda la que quieras. Siempre que puedas. La música no sólo calma a las fieras sino que endulza el corazón, alimenta el alma, alarga la vida y, como dice Nietzsche: "La vida, sin música, sería un error"


5. Canta. A voz en grito. Aunque te escuchen, aunque te vean. Canta en la ducha, en el coche, con tus amigas, en el autobús y en el metro. Haz de tu vida un musical. 


6. Llora. Deja salir aquello que te ennegrece el alma. Sácalo todo, sea bueno o malo. Porque 'mejor fuera que dentro', pero sin olvidar que 'no todas las lágrimas son amargas' (Gandalf).


7. Levántate cada mañana con un propósito; y si no lo tienes, te lo inventas. No tiene que ser algo complicado. No tienes que pretender acabar con las guerras ni con el hambre. Son pequeñas cosas: encontrar sitio para aparcar, comer menos chocolate, fumar menos, beber más agua o simplemente dormir un poco más la noche siguiente. 


8. Si amas, dilo. No te guardes tus sentimientos porque dentro no hacen nada, se acaban desvaneciendo como una nota que se tira al mar y que nadie ha leído. ¿De verdad quieres que tu amor quede en el olvido? ¿Cuántas oportunidades se han desaprovechado porque alguien no ha sido lo suficientemente valiente como para dar la cara y poner las cartas sobre la mesa?

9. Aunque la gente piense lo contrario: no todo es postureo. Deja de vivir la vida de los demás, te estás perdiendo tu propia historia. Deja de tener en cuenta lo que los otros piensan de ti. Es científica y físicamente imposible agradar a los más de siete mil millones de habitantes del planeta. 

10. Alimenta al niño que llevas dentro. A medida que pasa el tiempo, creemos que tenemos que ir dejando atrás los momentos que nos hicieron felices, que nos dieron paz y que nos hicieron aprender. Simplemente porque aquello es pasado. Y esto de ahora es presente. Creemos que crecer es despedirse. Pero, no siempre. La vida es un viaje, ¿por qué no llevarnos con nosotros todo aquello que nos importó?


11. La felicidad es aquello que pasa mientras estás subiendo la foto a instagram. El mejor lugar para almacenar recuerdos es nuestra mente. Más de una vez he visto a alguien perderse la escena clave de una película por estar contestando un mensaje, o dejar pasar su canción preferida por estar distraído haciendo partícipe al mundo entero de su posición, localización, estado anímico o menú del día. ¡Cuántas cosas nos perdemos mientras buscamos cobertura!

12. No des explicaciones innecesarias -que suelen ser prácticamente todas-. Deja de buscar justificaciones para cada decisión tomada. Si en aquel momento tomaste ese camino, fue por algo. De todo se aprende. Y de los errores, más.

13. Sé espontáneo. Sé único. No busques planearlo todo. Planea algo, planea un viaje, una cena, una tarde o una noche. Pero no intentes controlarlo todo. Deja que la magia de la situación te inunde. Los mejores momentos son los menos esperados. 


14. Apaga el móvil. 

15. Procura dar más y recibir menos. Creemos que la felicidad está en el verbo tener, en el concepto que me den y en a mí, que me hagan. ¡Qué equivocados estamos! La mayoría de veces es más placentero dar y ver que el resultado de nuestra acción es una sonrisa, que esperar que nos cubran de oro. 

16. Aprende que la felicidad no es un estado permanente. No te puedo decir que haciendo todo esto vayas a vivir una vida plena, sin altibajos, sin dolor ni sufrimiento. Estaría estafándote, y no soy de esas. Disfruta de los pequeños momentos para ir creando algo grande.

17. No pretendas ser algo que no eres; pero busca siempre ser más. Supérate a ti mismo. 

18. El odio es demasiado aburrido. Juega a la indiferencia con aquellos tóxicos que no te aporten nada bueno. La mejor manera de vengarse de aquellos que te dan por culo es siendo feliz. 

jueves, 14 de mayo de 2015

Guía útil para caballeros perdidos

Dime, por qué. ¿Por qué te empeñas en tocarme las narices? ¿No te das cuenta de lo guapo que estás con la boca cerrada? Pero di algo, sinvergüenza. No te quedes callado, como esperando que baje la Virgen y todo su séquito celestial. Pero cállate, que tu voz me irrita y me exaspera y me cabrea y voy a acabar pegándote cuatro gritos.

Porque nunca sabes qué decir ni cuándo callar. Y para eso estoy yo hoy, para echarte una mano. (Y a ver si tenemos suerte y uno que yo me sé lo lee y se entera de por dónde va la cosa).

Que ni somos tan complicadas ni somos encefalograma plano; ni conducimos mal ni nos gustan -solo- las películas de amor.

Somos más. Colega. Que no te enteras. 


1.- Si te digo que elijas un restaurante es porque quiero que me sorprendas; porque no quiero tener que pensar en ti, sino en mí. Que me lo merezco.

2.- Si te doy las llaves del coche no es porque no me apetezca conducir. Conduzco mejor que tú y, ¡lo sabes! Pero me gusta esa imagen tradicional y clásica de 'sube, que te llevo'.

3.- No me hables de mi ex. No me interesa ni que preguntes, ni que te compares. Y mucho menos hables de la tuya. No la menciones. Ni se te ocurra mantener contacto; es más, borra su teléfono. No existe. ¿Queda claro?

4.- Sí, estoy en línea. Sí, te estoy viendo. ¿Qué haces que no me escribes? ¿Con quién c*** estás hablando? Si quieres evitarte esto, abre el whatsapp, da señales de vida, manda un emoticono, ¡algo! Y ya ponte a comentar la final de la Champions. Pero lo primero, es lo primero.

5.- Y lo primero soy yo. Así de simple. No hay más.


6.- "¿Qué te pasa ahora?" No sé en qué momento y de qué idea absurda nace ese 'ahora'. ¿Qué pasa, que sieeeempre me tiene que estar pasando algo? No esperes una respuesta a esa pregunta. Espera un cóctel molotov, como mínimo.

7.- Y espera una bomba nuclear si decides intervenir en ciertos momentos clave. No me digas que tienes hermanas y que sabes lo que es. No me digas que no es nuevo y que pasa todos los meses. No me digas que estoy exagerando. Es más, no abras la boca. Porque es muy probable que te arranque la cabeza y que ni pestañee al hacerlo.

8.- Compra chocolate, trae una amplia selección de películas ñoñas y con final feliz, abrázame y cierra la boca. Y todo eso con una sonrisa. ¿Es tan difícil? Si lo hace Ashton Kutcher, ¿por qué no lo puedes hacer tú? ¿Por qué no puedes ser Ashton Kutcher?


9.- Ni después de más de dos mil años de historia, lo entiendes. Aunque de pequeñas nos gustaran los cuentos, aunque no nos pudiéramos dormir sin Cenicienta o La Bella Durmiente; no nos los creímos entonces y no nos los creemos ahora. ¿De verdad piensas que porque me digas que 'yo soy', y que 'tú eres' y que blablabla voy a caer rendida a tus brazos?

10.- Es más que probable que sí, que caiga. Que me crea tus cuentos y que me lleves a donde quieres, que hagas y deshagas a tu manera. Pero también es más que probable que la onda expansiva de mi furia te alcance cuando abra los ojos y vea el pedazo de mierda que estás hecho. Que parezcamos tontas no significa que lo seamos. Apúntatelo.

11.- Si llegas a este punto, donde además del pito has metido la pata, ¡huye! Corre lo más lejos que puedas, porque me voy a vengar de ti, voy a aplastarte con todas mis fuerzas. Y lo mejor de todo es que ni vas a ver venir el golpe.


12.- A veces -solo a veces- un 'perdona, soy un capullo' basta.

13.- Por cada minuto que pasa sin que pidas disculpas, es un centímetro más que se me hincha la vena. Aviso.

14.- Yo, para ti, soy lo primero. Tú, para mí, también, pero mis amigas, las noches de vino y sushi y las madrugadas de reggaeton, son sagradas.


15.- Deja de estudiar, dimite de tu trabajo, salte de la cola del paro. Tú lo que tienes que hacer es dedicarte al negocio del motor. Me has vendido la moto y te he comprado la equipación entera. Pero todo está defectuoso y me he pegado la hostia.

16.- Tenemos memoria. Y además, memoria selectiva. Si dices que me llamas mañana, llámame. Si dices que el sábado me llevas a cenar, no oses irte de cañas con amigos. Si dices que me bajas la luna, me voy a esperar, como mínimo, un par de estrellas.

17.- De verdad, en serio te lo digo: no hay nada peor que una mujer colérica.

18.- Aprende. Si te digo que 'estoy gorda' no es porque crea que lo esté. Es porque quiero oírte decir lo guapa que soy, lo preciosa que te parezco o alguna de sus variantes.

19.- Todo lo que hayas podido decir pierde validez en el momento en que te tomas la primera copa y lo que antes era blanco, ahora es gris oscuro.


20.- Pasado un tiempo pertinente, voy a olvidarte. O por lo menos voy a intentarlo. Me cueste con quien me acueste. Así que, por favor, si tu interés desaparece, que no vuelva. Porque si quiero marearme me subo en una montaña rusa. Con eso me basta.

21.- Déjate de tanto gris oscuro, claro o blanco roto. Con nosotras: cristalino.

22.- No busques que me parezca a tu madre, ni a tu hermana, ni a tu prima la del pueblo. Soy como soy. Y, si no te gusta, ya sabes donde está la puerta.

23.- "Estás loca". Error. ¿Oyes eso? Es el portazo que acabo de dar.

24.- Si salgo corriendo, sal detrás. Siempre. 

25.- No busques entenderme. Limítate a quererme.