sábado, 21 de marzo de 2015

Y que te haga reír

Búscate a alguien con las manos grandes, que en un abrazo lo abarque todo. Alguien que te sonría y diga lo que con palabras nunca sale. Pero que no le falten palabras en los momentos de temor, incertidumbre o duda. Alguien que pueda cogerte en brazos cuando los tacones hagan imposible dar un paso más; y que siempre te anime a dar ese paso más cuando las fuerzas fallan y las ganas flaquean. 

Búscate a alguien cuya voz te transmita paz. La vida ya nos pone demasiado inquietos como para no tener un sonido que nos reconforte. Búscate a alguien que te mire y se enamore y te vuelva a mirar y se vuelva a enamorar. Y que le brillen los ojos. Alguien que tiemble cuando te vea y que se ponga nervioso cuando todavía no te ha visto. 



Búscate a alguien que te admire por lo que eres y por lo que quieres ser. Alguien que te acompañe en ese camino que es el futuro y te anime a perseguir tus sueños, aunque no sean los suyos. Es más, búscate a alguien que haga de tus ganas y tus metas, las suyas. 

Búscate a alguien que te pregunte si estás orgulloso, sabiendo que la respuesta es un gesto afirmativo. Alguien que sepa dónde trabajas y qué es lo que haces; que sepa si te gusta o si lo disfrutas. Búscate a alguien que te conozca. 



Búscate a alguien que conozca todas tus sonrisas y todas tus lágrimas y que siga ahí a pesar de las rabietas y las histerias y, por supuesto, a pesar de los gritos. El que se queda después de los gritos, se quedará siempre. 

Búscate a alguien con quien los atascos sean divertidos. Alguien con quien viajar sea un placer, aunque el viaje sea a la vuelta de la esquina. Búscate a alguien que te acompañe al médico y espere en la sala de espera. Alguien que no tenga miedo si las noticias no son buenas. 



Búscate a alguien que no tenga miedo de perderte, porque el miedo nos lleva a tomar malas decisiones. Pero que sepa que te puedes marchar y haga lo imposible para que no lo hagas. Búscate a alguien que te dé motivos para quedarte. Todos los días. 

Búscate a alguien que te bese mientras duermes y vaya al baño en mitad de la oscuridad para no despertarte con la luz, poniendo en peligro los dedos de los pies. Alguien que aparezca sin avisar, solo para verte aparecer en pijama. 

Búscate a alguien que te bese en la frente y te ponga la piel de gallina. Alguien con quien ir a comprar cereales sea toda una aventura



Búscate a alguien que empiece su día un con un 'buenos días' y te dé las mejores noches. Alguien que sea, ante todo, tu mejor amigo. 

Pero, sobre todo, búscate a alguien que te haga reír. 

martes, 17 de marzo de 2015

Déjate el corazón

Durante años te han dicho que te protejas, que te cuides el corazón de aquellos cuyo único propósito es romperlo y corromperlo. También te han dicho que de ese tipo te vas a encontrar todos los días, a todas horas y por todas las esquinas. Protege tu amor, porque solo tienes uno, me dijeron una vez. El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional, me dijeron también. 

Yo hoy cambio las tornas, cambio de bando y me paso al lado oscuro. Al lado divertido.


Déjate el corazón en todo lo que hagas; es más, apuesta corazón, alma y hasta la piel. Porque lo que no des hoy, no lo podrás dar mañana. Si no te lo han dicho, entonces te lo digo yo: este momento que estás viviendo, en el que estás leyendo estas palabras que he parido, este preciso instante no va a volver. No lo olvides, míralo con melancolía. Porque ya se ha ido. Y otra vez, y otra, y otra. El tiempo es el mejor regalo que podemos dar, y tú, ahora, sin saberlo, me lo estás regalando a mí.

A cambio te doy el mejor consejo que me nace: déjate el corazón. 


Nadie te lo ha dicho, pero el corazón se reconstruye. Brota de nuevo después de la caída. Porque nadie se ha muerto de un corazón roto, y si piensas en ello, todos los días se quiebran unos y vuelven a resurgir otros. Más fuertes, más sanos. Porque cuando no ganas, aprendes. Y cuando te rompen, la lección es todavía mayor. 

No hay nada más triste en esta vida, que ya de por si es bastante lamentable, que dejar las cosas a medias. Te han dicho siempre que no dejes comida en el plato, que termines la pasta de dientes y el champú antes de tirarlos y que hagas los deberes hasta el final. ¿Por qué obedeces a todo aquello, cuando amar hasta el fondo es más sencillo? 

Te han dicho siempre que no des todo de ti, que saldrás dañado, que intentarán sacar provecho, que cogerán tu amor y lo retorcerán hasta que el dolor emocional sea tan fuerte que solo el dolor físico lo calme. 

Y una mierda. 


Déjate el corazón, por favor te lo pido. Dalo todo de ti, hasta que no te queden ni los huesos. Porque sino te vas a arrepentir. No hay peor sensación que vivir sabiendo que parte de ti se quedó en el camino. Ama hoy todo lo que puedas, porque ese amor mañana será diferente. Ni mejor, ni peor, diferente. 

Lo que nunca te han dicho es que, amor que das, amor que recibes. 

Porque, queridos míos, el amor es energía. Y como tal, ni se crea ni se destruye. Se transforma. Y siempre vuelve. Quizá no de la misma forma, quizá no en el mismo formato, pero nunca se pierde.

Por eso, déjate el corazón en todo lo que hagas, porque no va a haber errores, ni decisiones equivocadas. La vida seguirá porque es lo único que no podemos detener, y seguirán ocurriendo cosas, y seguirán rompiéndose corazones. Pero volverán, más fuertes, más sanos.