Mientras te espero, pienso en todas aquellas cosas que podría estar haciendo. Podría ver una película, escribir un libro, ordenar el armario, o simplemente pensar en qué puto motivo me lleva a seguir esperándote.
Es extraño eso de que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Yo estoy, como dice Escandar Algeet, tropezando una y otra vez con la piedra hasta que la beso como un adicto. Porque no hay peor droga que tenerte, ni peor resaca que cuando no estás.
Y así pasan las horas, esperándote. Quiero verte aparecer con tu sonrisa de lo siento y tu mirada de cuando me levanto con el pie izquierdo nada me sale derecho. Pero sé que esta noche no habrá sonrisas, ni miradas. Por no haber, no habrá ni palabras. Como si alguien me hubiera otorgado el don de la premonición, sé perfectamente que mi noche no va a ser fácil.
Es lo que tiene la espera, supongo. Me dormiré a duras penas, cuando ya no sea hoy, sino mañana. Me despertaré a las tres, a las cuatro, a las cinco, y quizá consiga dormir dos horas seguidas antes de que suene el despertador y la realidad me sacuda y la presión del pecho me haga recordar que me he pasado la noche esperándote y que tras largos mensajes, algunos cortos, varias llamadas sin respuesta y conversaciones eternas con el contestador, sigues desaparecido en combate.
Un combate que he creado yo pero que tú no has parado.
Y sigo indagando en todo lo que podría hacer mientras te espero. Y lo único con algo de sentido que roza mi mente es esto: escribirte algo que no vas a leer (como los 20 mensajes que tienes en la bandeja de entrada).
Creo que ya es momento que te diga que he perdido la cabeza, que me he tomado demasiado en serio aquello que 'solo las locas aman con locura'. Creo que ya voy por la llamada número 100 y el buzón sigue escupiéndome las mismas palabras, ¿es que no se cansa?
La que desde luego no se cansa de esperarte soy yo. Y debería dejarlo estar, dejar que el amor le gane la batalla al orgullo, que regreses sonriendo porque verme enfadada es uno de tus pasatiempos. Pero, ¿no me ves? Sigo esperando. Esperando que ocurra algo que me saque de este trance.
Creo que el dolor siempre debería estar justificado. No deberíamos sufrir por nada, y aquí estoy yo, sufriendo por todo. Por lo menos soy capaz de parir estas palabras, y créeme cuando te digo que no creo que salga nada más que esto. Ya ni lágrimas me brotan.
Creo que hasta ellas están esperándote.
lunes, 2 de noviembre de 2015
martes, 19 de mayo de 2015
Claves para ser feliz
No tengo la llave de la felicidad. No creo, ni siquiera, que haya una. Cada uno elige su manera de librarse de esa carga que es la tristeza. Cada uno elige qué es lo que le favorece el alma y qué es lo que le entorpece el camino. Pero porque he decidido ver la vida con más brillo que oscuridad, acumulo aquí, en este espacio libre de escribirse y, por supuesto, de leerse, todas aquellas cosas que he dicho y he escuchado.
Hay palabras que nos completan, otras que nos satisfacen, otras que nos complacen. Y hay palabras que, simplemente, nos cargan las pilas y nos dan fuerza para superar cada piedra y cada pedrusco del camino.
1. Los problemas, de uno en uno, para que no se acumulen. Es como todo. En su inmensidad, la vida asusta. Pero cuando desmembramos cada parte, cuando lo reducimos a su mínima expresión, podemos con lo que nos echen. Y con lo que nos disparen, también.
2. Sonríe. Pase lo que pase. Afrontar la tormenta con una sonrisa es cubrirse con un chaleco antibalas.
3. Rodéate de aquellos que suman y aléjate de los que restan. Hay personas que completan, que llenan aquellas grietas en el alma que la vida nos ha ido dejando. Son la silicona que une las partes.
4. Escucha música. Toda la que quieras. Siempre que puedas. La música no sólo calma a las fieras sino que endulza el corazón, alimenta el alma, alarga la vida y, como dice Nietzsche: "La vida, sin música, sería un error".
5. Canta. A voz en grito. Aunque te escuchen, aunque te vean. Canta en la ducha, en el coche, con tus amigas, en el autobús y en el metro. Haz de tu vida un musical.
6. Llora. Deja salir aquello que te ennegrece el alma. Sácalo todo, sea bueno o malo. Porque 'mejor fuera que dentro', pero sin olvidar que 'no todas las lágrimas son amargas' (Gandalf).
7. Levántate cada mañana con un propósito; y si no lo tienes, te lo inventas. No tiene que ser algo complicado. No tienes que pretender acabar con las guerras ni con el hambre. Son pequeñas cosas: encontrar sitio para aparcar, comer menos chocolate, fumar menos, beber más agua o simplemente dormir un poco más la noche siguiente.
8. Si amas, dilo. No te guardes tus sentimientos porque dentro no hacen nada, se acaban desvaneciendo como una nota que se tira al mar y que nadie ha leído. ¿De verdad quieres que tu amor quede en el olvido? ¿Cuántas oportunidades se han desaprovechado porque alguien no ha sido lo suficientemente valiente como para dar la cara y poner las cartas sobre la mesa?
9. Aunque la gente piense lo contrario: no todo es postureo. Deja de vivir la vida de los demás, te estás perdiendo tu propia historia. Deja de tener en cuenta lo que los otros piensan de ti. Es científica y físicamente imposible agradar a los más de siete mil millones de habitantes del planeta.
10. Alimenta al niño que llevas dentro. A medida que pasa el tiempo, creemos que tenemos que ir dejando atrás los momentos que nos hicieron felices, que nos dieron paz y que nos hicieron aprender. Simplemente porque aquello es pasado. Y esto de ahora es presente. Creemos que crecer es despedirse. Pero, no siempre. La vida es un viaje, ¿por qué no llevarnos con nosotros todo aquello que nos importó?
11. La felicidad es aquello que pasa mientras estás subiendo la foto a instagram. El mejor lugar para almacenar recuerdos es nuestra mente. Más de una vez he visto a alguien perderse la escena clave de una película por estar contestando un mensaje, o dejar pasar su canción preferida por estar distraído haciendo partícipe al mundo entero de su posición, localización, estado anímico o menú del día. ¡Cuántas cosas nos perdemos mientras buscamos cobertura!
12. No des explicaciones innecesarias -que suelen ser prácticamente todas-. Deja de buscar justificaciones para cada decisión tomada. Si en aquel momento tomaste ese camino, fue por algo. De todo se aprende. Y de los errores, más.
13. Sé espontáneo. Sé único. No busques planearlo todo. Planea algo, planea un viaje, una cena, una tarde o una noche. Pero no intentes controlarlo todo. Deja que la magia de la situación te inunde. Los mejores momentos son los menos esperados.
14. Apaga el móvil.
15. Procura dar más y recibir menos. Creemos que la felicidad está en el verbo tener, en el concepto que me den y en a mí, que me hagan. ¡Qué equivocados estamos! La mayoría de veces es más placentero dar y ver que el resultado de nuestra acción es una sonrisa, que esperar que nos cubran de oro.
16. Aprende que la felicidad no es un estado permanente. No te puedo decir que haciendo todo esto vayas a vivir una vida plena, sin altibajos, sin dolor ni sufrimiento. Estaría estafándote, y no soy de esas. Disfruta de los pequeños momentos para ir creando algo grande.
17. No pretendas ser algo que no eres; pero busca siempre ser más. Supérate a ti mismo.
18. El odio es demasiado aburrido. Juega a la indiferencia con aquellos tóxicos que no te aporten nada bueno. La mejor manera de vengarse de aquellos que te dan por culo es siendo feliz.
Hay palabras que nos completan, otras que nos satisfacen, otras que nos complacen. Y hay palabras que, simplemente, nos cargan las pilas y nos dan fuerza para superar cada piedra y cada pedrusco del camino.
1. Los problemas, de uno en uno, para que no se acumulen. Es como todo. En su inmensidad, la vida asusta. Pero cuando desmembramos cada parte, cuando lo reducimos a su mínima expresión, podemos con lo que nos echen. Y con lo que nos disparen, también.
2. Sonríe. Pase lo que pase. Afrontar la tormenta con una sonrisa es cubrirse con un chaleco antibalas.
3. Rodéate de aquellos que suman y aléjate de los que restan. Hay personas que completan, que llenan aquellas grietas en el alma que la vida nos ha ido dejando. Son la silicona que une las partes.
4. Escucha música. Toda la que quieras. Siempre que puedas. La música no sólo calma a las fieras sino que endulza el corazón, alimenta el alma, alarga la vida y, como dice Nietzsche: "La vida, sin música, sería un error".
5. Canta. A voz en grito. Aunque te escuchen, aunque te vean. Canta en la ducha, en el coche, con tus amigas, en el autobús y en el metro. Haz de tu vida un musical.
6. Llora. Deja salir aquello que te ennegrece el alma. Sácalo todo, sea bueno o malo. Porque 'mejor fuera que dentro', pero sin olvidar que 'no todas las lágrimas son amargas' (Gandalf).
7. Levántate cada mañana con un propósito; y si no lo tienes, te lo inventas. No tiene que ser algo complicado. No tienes que pretender acabar con las guerras ni con el hambre. Son pequeñas cosas: encontrar sitio para aparcar, comer menos chocolate, fumar menos, beber más agua o simplemente dormir un poco más la noche siguiente.
8. Si amas, dilo. No te guardes tus sentimientos porque dentro no hacen nada, se acaban desvaneciendo como una nota que se tira al mar y que nadie ha leído. ¿De verdad quieres que tu amor quede en el olvido? ¿Cuántas oportunidades se han desaprovechado porque alguien no ha sido lo suficientemente valiente como para dar la cara y poner las cartas sobre la mesa?
9. Aunque la gente piense lo contrario: no todo es postureo. Deja de vivir la vida de los demás, te estás perdiendo tu propia historia. Deja de tener en cuenta lo que los otros piensan de ti. Es científica y físicamente imposible agradar a los más de siete mil millones de habitantes del planeta.
10. Alimenta al niño que llevas dentro. A medida que pasa el tiempo, creemos que tenemos que ir dejando atrás los momentos que nos hicieron felices, que nos dieron paz y que nos hicieron aprender. Simplemente porque aquello es pasado. Y esto de ahora es presente. Creemos que crecer es despedirse. Pero, no siempre. La vida es un viaje, ¿por qué no llevarnos con nosotros todo aquello que nos importó?
11. La felicidad es aquello que pasa mientras estás subiendo la foto a instagram. El mejor lugar para almacenar recuerdos es nuestra mente. Más de una vez he visto a alguien perderse la escena clave de una película por estar contestando un mensaje, o dejar pasar su canción preferida por estar distraído haciendo partícipe al mundo entero de su posición, localización, estado anímico o menú del día. ¡Cuántas cosas nos perdemos mientras buscamos cobertura!
12. No des explicaciones innecesarias -que suelen ser prácticamente todas-. Deja de buscar justificaciones para cada decisión tomada. Si en aquel momento tomaste ese camino, fue por algo. De todo se aprende. Y de los errores, más.
13. Sé espontáneo. Sé único. No busques planearlo todo. Planea algo, planea un viaje, una cena, una tarde o una noche. Pero no intentes controlarlo todo. Deja que la magia de la situación te inunde. Los mejores momentos son los menos esperados.
14. Apaga el móvil.
15. Procura dar más y recibir menos. Creemos que la felicidad está en el verbo tener, en el concepto que me den y en a mí, que me hagan. ¡Qué equivocados estamos! La mayoría de veces es más placentero dar y ver que el resultado de nuestra acción es una sonrisa, que esperar que nos cubran de oro.
16. Aprende que la felicidad no es un estado permanente. No te puedo decir que haciendo todo esto vayas a vivir una vida plena, sin altibajos, sin dolor ni sufrimiento. Estaría estafándote, y no soy de esas. Disfruta de los pequeños momentos para ir creando algo grande.
17. No pretendas ser algo que no eres; pero busca siempre ser más. Supérate a ti mismo.
18. El odio es demasiado aburrido. Juega a la indiferencia con aquellos tóxicos que no te aporten nada bueno. La mejor manera de vengarse de aquellos que te dan por culo es siendo feliz.
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