lunes, 15 de septiembre de 2014

Tú no tienes ni puta idea

Y tú, ¿tú que sabes? Tú no tienes ni puta idea. No tienes ni puta idea de lo que es despedirte en un aeropuerto, frente al control policial porque alguien ha decidido que aquel es el límite de todo, la barrera de los abrazos y los besos, y de todas las palabras que a la cara se retienen mejor. 

Tú no tienes ni puta idea de lo que es sentir que la persona que quieres se escurre entre tus dedos, haciéndote sentir hipócrita, falso y todo lo malo que hay en el cajón de mierda porque juraste que la seguirías hasta el final del mundo y aquel no es el final, pero ahí estás, despidiéndote porque a donde va no le puedes seguir.



Tú no tienes ni puta idea de lo que es vivir acostumbrado a algo, o peor, a alguien, y que te lo arrebaten de los brazos. Porque no sabes lo que es el dolor hasta que la ves, con su pelo largo y su sonrisa, cruzando el umbral de lo desconocido con su maleta de ruedas y los ojos empapados en ron. 

No tienes ni puta idea de lo que es verla gritar y sentir miedo y felicidad al mismo tiempo. Porque nadie bebe como ella y mírala, como traga la cerveza, sin miedo a derramar ni una gota. Porque tú no tienes ni puta idea de cómo sonríe ni de cómo sufre, porque yo sí la he visto reír hasta llorar y llorar hasta hacernos reír. 


Tú no tienes ni puta idea de lo feliz que es, porque es una valiente y porque ahora está cogiendo un avión hacia el otro lado del mundo. Y no puedo seguirla. Y es el momento de las despedidas. Y aquí, en donde se busca a Salem las despedidas no son bienvenidas. 

Porque no tienes ni puta idea de lo que la voy a echar de menos, de lo raro que se me hará no recogerla en la esquina y verla salir, con su camiseta de fútbol y sus ganas de meterle un hattrick al mundo. 


Porque son muchos años de codo con codo y de preguntas con respuesta, de conocerme y conocernos y de lecciones aprendidas. Tú no tienes ni puta idea de lo que es pensar que no hay dos sin tres, pero que se te va un tercio de la ecuación, dando resultado negativo. 

Porque son tres los mosqueteros, son tres las supernenas y son tres los cerditos. Y aquí se quedan dos, y nada de eso tiene sentido. Y habrá días de cerveza, días de vino blanco, pero en negativo. 

1 comentario:

  1. Las despedidas siempre son emotivas a la par de tristes. Pero siempre nos queda algo de la persona que se va, los recuerdos, los momentos compartidos, risas, llantos,... Y eso no nos lo quita nadie, por mucha despedida que haya.

    Un saludo,
    Patricia.

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